Cual toro en cristalería…

«Cuanto más creamos saber de nosotros mismos, más serán las chances de vernos frente a la oportunidad de aprender algo nuevo».

Suena lindo, ¿no? Seguramente se lo escuché a alguien, lo leí por ahí o solo lo puse en otras palabras. Todo bonito… hasta que nos toca aprender algo por el trago amargo. Mea culpa por haber dicho al maquiavélico guionista de turno: «Esta vez, sorprendeme».

Hace mucho que no me cruzaba con esas situaciones donde hagas lo que hagas, está mal. Cual médico que va a anunciar el poco grato «Hola, te vas a morir…», me tocó ser agente de lo gris y matar la ilusión ajena; sabiendo incluso que de no haberlo hecho, sería aún peor (porque sería jugar con su cuore). Acostumbrado por ley de la comedia a estar del otro lado, tal como Bucéfalo en tienda de porcelana, intenté inútilmente hacer la menor cantidad de daño. No hace falta aclararlo: fue un desastre.

Peor aún, me sentí estafado de la peor forma por aquel alado crío idiota, de arco y pañal. Me encontré parado en ese poco creíble lugar donde la otra persona, a la teoría, es la suma de todo lo que busco y todo lo que quiero. Y a la práctica, en el cara a cara, hubo muchos truenos… pero ningún rayo. Me tomé el pulso y nada. Ni un «bip». Casi pensé en buscar el desfibrilador…

Entonces, ¿qué? Tras todo lo que creí aprender de mi y de las personas que quiero cerca mio, ¿el amor pasa a ser una vez más potestad del caos? ¿Es casualidad o nada? En fin… Con el ausente romanticismo de un monje tibetano, firme pero sincero, no puedo dejar de pedir disculpas a esa otra persona por lo que no fue. Por las distancias y ánimos fríos. Por todo lo gris que surja de esto.

Y si algo me faltara, busco aprender. Sacar un poco de claridad. Siendo sincero, creo que el ánimo romántico, el caer como un idiota a ese respecto, la falta de medida y todo en torno a eso ha sido lo que guió mi vida desde que tengo memoria. ¿Esto es una llamada a cambiar de punto de vista? ¿Realmente tengo ganas de volverme más frío y pararme en otro lado?

Que fácil sería tener todas esas respuestas, ¿no?

(… y te robaron una sonrisa recordándote que esto es una comedia. Una «muy interesante», al parecer…)